Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 1o de julio de 2012 Num: 904

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

El caso Pasolini, un asesinato político
Annunziata Rossi

Gracias, Elena
Raquel Serur

Poniatowska, 80 años de sensibilidad e inteligencia
Adolfo Castañón

Ay, Elena…
María Luisa Puga

La feria de
Juan José Arreola

José María Espinasa

Leer

Columnas:
Prosa-ismos
Orlando Ortiz

Paso a Retirarme
Ana García Bergua

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

La Jornada Virtual
Naief Yehya

A Lápiz
Enrique López Aguilar

Artes Visuales
Germaine Gómez Haro

Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
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Alonso Arreola
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Si votas por… escucha a…

Hoy votamos. Gane quien gane, hacia la noche deberá frenarse un largo camino marcado por el rojo de la sangre. Eso deseamos sabiendo que nada cambia de la noche a la mañana –ni de un sexenio a otro–, con la conciencia de que únicamente el trabajo diario y honrado transformará nuestra realidad a largo plazo. Aun así, decíamos, hoy tomaremos un derrotero distinto, estamos seguros. Ni el regreso, ni la continuación, ni el debut de uno u otro partido político pueden frenar la inercia de un país que ha pasado tantos años de enfermedad; de una sociedad que, incluso con sus enormes diferencias intestinas, se ha visto vigorizada por un ánimo juvenil, encomiable con todo y sus momentos de confusión e incoherencia.

Hoy es el día. Levantarse. Caminar. Creer en esas urnas aunque se nos hayan resistido en el pasado. Intentarlo. Cruzar líneas y tomar un impulso más humano, menos corrupto. Luego de eso, esperar escuchando la música que mejor se vincule con nuestras preferencias del día. Por la noche, enterarnos de los discursos, dejar que nos visite la alegría del triunfo o el enojo de la derrota. Llamar a quien tengamos que llamar. Intercambiar dimes y diretes. Ir a la cama con gusto o disgusto entre las cejas. Mañana lunes, pase lo que pase, trabajar. Mucho. Y escuchar música. ¿Pero cuál? Contribuyendo al concierto de este domingo crucial, pese a las horrendas muestras de desafinación, cromatismos y salidas de compás que percibimos durante la campaña, jugaremos a “Si votas por… escucha a…”.

El que llamaremos “Candidato A” queda en la memoria de campaña como un solista pop hecho en laboratorio, sin cualidades de entertainer. De ahí que si tu voto es para él y su partido –ése que nos gobernó por más de siete décadas sin lograr algo de igualdad y justicia–, te recomendemos escuchar a Enrique Iglesias en su álbum Escape. Piel bronceada, bien peinado y parando trompa, tras tu voto el esposo de la Gaviota se te aparecerá bailando en la imaginación al son de “Sobreviviré”, muestra de que no importan las multitudes en su contra sino las estructuras heredadas, el poder de negociación e intercambio con los medios dispuestos a la comercialización de su imagen. (Este álbum también es apto para sonorizar al estulto expresidente que le dio su apoyo, corresponsable de la violencia actual.)

Cosa distinta es ella, la de la sonrisa cuajada y que llamaremos  “Candidata B”, quien terminó la refriega en una aminorada caballería que no supo cerrar filas ni apoyarla para maquillar su falta de carisma. De ahí que, si traes la cruz pintada en la palma de la mano, te recomendamos prestar oídos al álbum Colección de oro del papa Juan Pablo II. Pensamos que esta audición te ayudará a superar la inevitable derrota, y lo que es mejor, insuflará esa errada convicción de que los años pasados no han sido tan malos, de que algún día podrán volver “los elegidos” a Los Pinos. La alternativa, si se anda con ánimos más puristas, es entrarle a cualquier obra anónima forjada en los yunques del Medievo.

Llegamos así al apalancado, el “Candidato C”. Aunque éste nomás hace bulto, es verdad que ha convencido a algunas buenas personas con el discurso de quien nada tiene que perder y mucho que engañar. Si te cuentas en ese grupo y aún no entiendes sus ligas con la Maestra, te sugerimos que conozcas el disco Se las voy a dar a otro, de Jenni Rivera, claro ejemplo de lo que un  “intelectual”  puede representar cuando se vende a la revancha, la vileza y el hambre de dominio. Otra opción, claro, es Master of Puppets, de Metallica, obra conceptual en donde se hacen referencias al arte del control a distancia.

Finalmente tenemos al incansable “Candidato D”,  apóstol de las matemáticas averiadas y discurso en espiral; guardián de la promesa fantástica basada en lo obvio irrefutable. Creemos que él debe ser musicalizado con algunos experimentos del vanguardista John Cage inspirados en ese delicado diálogo entre silencio y repetitivos encadenamientos de motivos, temas que funcionan como embudo u hoyo negro ante cualquier intento de formalidad melódica. Por supuesto, su figura también se presta para viajar al cancionero de la Revolución y sus múltiples corridos, por no caer en su fácil y efectiva asociación con la trova o la nueva canción latinoamericana.

Nosotros, hemos de confesarlo, ya hemos planeado lo que escucharemos tras ejercer el voto. Tomaremos el disco John Lennon/Plastic Ono Band y soltaremos la aguja en la canción “God”. Con una cerveza fría en la mano y listos para ver la final de la Eurocopa, oasis antes de la furibunda retórica nocturna, cantaremos sólo algunas frases elegidas como: “No creo en la magia... No creo en reyes... Sólo creo en mí... El sueño ha terminado… ¿Qué más puedo decir?”