Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 12 de agosto de 2012 Num: 910

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Dos poetas

En recuerdo de
Severino Salazar

José María Espinasa

Hardy, el burlón
Ricardo Guzmán Wolffer

La realidad y la momificación de la poesía
Fabrizio Andreella

Lectura vs televisión
Ricardo Venegas entrevista con Rius

1907: la primera
primavera mexicana

Marcos Daniel Aguilar

El cielo de Paul Bowles
Raúl Olvera Mijares

Leer

Columnas:
Jornada de Poesía
Juan Domingo Argüelles

Paso a Retirarme
Ana García Bergua

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

La Jornada Virtual
Naief Yehya

A Lápiz
Enrique López Aguilar

Artes Visuales
Germaine Gómez Haro

Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
Núm. anteriores
[email protected]

 

Naief Yehya
[email protected]

Fantasías trágicas de una insurrección siria

Fantasías liberales

De acuerdo con el líder del Partido Liberal Canadiense, el académico y comentarista político Michael Ignatieff (en su artículo del 11 de julio de 2012 en The New York Review of Books), el conflicto en Siria se ha convertido ahora en una guerra entre los grandes poderes: por una parte las atribuladas democracias capitalistas y, por la otra, “dos despotismos autoritarios –Rusia y China–, algo nuevo en los anales de la ciencia política: cleptocracias que mezclan economía de mercado y un Estado policíaco… regímenes que apoyarán tiranías como Siria cuando eso favorezca sus intereses”. Esta descripción resulta paradójica ya que, en el siguiente párrafo, señala que los sauditas y los Estados del Golfo (monarquías autocráticas que difícilmente podríamos confundir con democracias) se dedican a armar a los rebeldes sirios. Asimismo, señala:  “a la CIA se le ha dado la difícil tarea de asegurarse que por lo menos las armas turcas sean canalizadas a la gente correcta y lejos de los afiliados de Al Qaeda”.  Y si bien confiesa que no tiene idea de quiénes son los  “buenos en este conflicto”, sí piensa que cuando Occidente no apoya sus palabras con acciones se confirma el instinto ruso y chino en el sentido de que “somos débiles”.

Fantasías de la Guerra fría

Las débiles ideas de Ignatieff son sintomáticas del pensamiento liberal estadunidense y occidental en general, de la torva manera de interpretar el caos reinante en Medio Oriente y de la incesante justificación de las intervenciones y la brutalidad desencadenada por las viejas potencias coloniales en su renovado intervencionismo. Para Ignatieff, el conflicto sirio ha puesto en evidencia que ni los chinos ni los rusos tienen interés en la justicia y los derechos humanos, que son los valores que defiende Occidente a través de sus  “intervenciones humanitarias”,  las cuales tienen la  “responsabilidad de proteger”.  Resulta absolutamente fabuloso que a casi once años del inicio de la Guerra contra el terror, por no mencionar Kosovo y otros fiascos, alguien pueda, en su sano juicio, seguir creyendo en esa fábula. Este pensador canadiense ve con desconsuelo el inicio de una nueva Guerra fría en que las potencias combatirán nuevamente a través de otras naciones. ¿Será eso peor que los aplastantes bombardeos del shock and awe (estremecer y aterrorizar) de la era Bush, o que las campañas de destrucción y asesinato a control remoto de la guerra de los drones de Obama?

Fantasías de insurgencia

El régimen de Bashar al Assad parece a estas alturas condenado a un merecido colapso. Su intransigencia, torpeza política y especialmente su atroz brutalidad lo están llevando a un vertiginoso final equiparable al del gobierno libio de Muammar Kadafi. Sin embargo, hay numerosas diferencias entre ambos casos. La más evidente es que los rebeldes libios establecieron algo parecido a un centro de operaciones en Bengasi, al cual la otan calificó como una alternativa legítima al régimen y, por tanto, le dio su apoyo en forma de zonas de no vuelo y de “cobertura aérea” que pronto se convirtió en pretexto para bombardear instalaciones, posiciones y recursos del ejército, hasta que lograron destruir al régimen. En el caso de Siria, con dificultad se puede encontrar una alternativa relativamente unificada; las milicias que combaten bajo la forma del Ejército Libre de Siria responden a una diversidad de llamados tribales, sectarios, religiosos y mercenarios que al menos por el momento parece imposible conciliar. Lo que queda claro es que nadie puede ver en estas fuerzas la menor coherencia o estrategia a largo plazo. Su respuesta a los ataques desproporcionados y las miles de víctimas colaterales del ejército han sido ejecuciones sumarias, matanzas de soldados rendidos, líderes locales y de cualquiera que consideren que apoya de alguna manera al régimen, como demuestran los videos que ellos mismos postean triunfalmente en YouTube.

Fantasía del triunfo sunita en Siria

Como señala el analista brasileño del Asia Times, Pepe Escobar, los rebeldes sirios no controlan aún territorio alguno, y aunque los qatarís y los sauditas los sigan inundando con armas y dinero parece muy difícil que logren derrotar a un ejército formal, lo cual amenaza con extender esta trágica guerra. La OTAN ha recurrido a una vieja estrategia propagandística absurda y fallida, al intentar crear pánico anunciando que Assad moviliza su arsenal de armas químicas para usarlo contra la insurgencia o para dárselo a Hezbolá. Esta patraña fue pronto desechada hasta por los medios estadunidenses. Israel, por su lado, habla de destruir el “eje del mal”  Siria-Irán. Mientras tanto, Estados Unidos y sus aliados tratan de imaginar una futura Siria dócil y manipulable, lo cual es prácticamente imposible: no se puede ser salafista y proisraelí al mismo tiempo; no se puede armar una insurgencia, desgarrar el tejido social y luego esperar el surgimiento mágico de un régimen pacífico; eso sólo puede suceder en las absurdas fantasías liberales de Occidente.